miércoles, 8 de agosto de 2007

PRÓLOGO

Se cumplen doce años de la primera visita de Juan Pablo II a España ¿Por qué eligió nuestra ciu­dad para hablar de la Catequesis? Dejemos que él mismo nos lo explique.

Un marco estupendo para este encuentro nos lo ofrece la bella ciudad de Granada, una de las joyas artísticas de España, que evoca aconte­cimientos trascendentales en la historia de la nación y de su unidad.

Conozco la antiquísima tradición de la fe cristiana de estas Iglesias, el testimonio admira­ble de vuestros mártires, la vitalidad reflejada ya en el Concilio de Elvira, en los albores del siglo IV. Aquella fe, recibida en los primeros tiempos del cristianismo, sigue arraigada en la vida personal y familiar y en la religiosidad popular de vuestras gentes, expresada sobre todo en la devoción a los misterios de la Pasión del Señor, de la Eucaristia y en el amor filial a la Virgen María.

Para ayudar a mantener y fortificar esa fe, estas tierras han tenido la fortuna de disponer de ejemplares educadores cristianos. Entre ellos, fray Hernando de Talavera, el célebre arzobispo catequista que tan bien supo exponer los misterios cristianos a judíos y musulmanes. Y en tiempos recientes habéis dado a la educación en la fe maestros de gran talla, como el obispo de Málaga, don Manuel González; el estu­pendo pedagogo don Andrés Manjón, fundador de las Escuelas y Seminarios de Maestros del Ave María, y el insigne padre Poveda, fundador de la benemérita Institución Teresiana.

Al hablaros desde Granada, dentro de este acto dedicado a la educación en la fe, el Papa quiere deciros que os tiene muy presentes en su mente y en su corazón, y desea recomendaros que toméis con mucho empeño vuestra forma­ción en la Catequesis, tanto en la parroquia como en la escuela o colegio y en la instrucción religiosa recibida de vuestros padres. Así, poco a poco, aprenderéis a conocer y a amar a Jesús, a dirigiros cada día a El con las oraciones, a invocar a nuestra Madre del Cielo la Virgen Maria, a comportaros bien a cada momento y agradar a Dios, que nos contempla siempre con mirada de Padre.

Durante los años transcurridos desde que escu­chamos estas palabras inolvidables, hemos desarro­llado en el Colegio una amplia labor, que se recoge ahora en este volumen de Catequesis Escolar. Lo ponemos en tus manos, estudiante; y en las manos de las personas -padres, profesores, sacerdotes­que te ayudan a forjar cristianamente tu alma.

Colegio Monaita, 5 de noviembre de 1994

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